El 9 de febrero de 2013 un bus que trasladaba hinchas de O’Higgins desbarrancó en la Cuesta Caracoles de Tomé, cobrando la vida de 16 personas. Una serie de casualidades e infortunio, sumado a fallas humanas, adornan la historia de una de las tragedias carreteras más graves del último tiempo en nuestro país, que enlutó a la ciudad de Rancagua y a todo el fútbol chileno.

El 8 de febrero de 2013, los hermanos Andrés y Sebastián Osorio se preparaban para viajar juntos fuera de Rancagua a un partido de O’Higgins, el equipo del que ambos eran hinchas.

Los mellizos estaban ansiosos. Llegarían junto a su amigo Matías Droguett hasta Talcahuano, para presenciar el duelo del equipo ‘celeste’ ante Huachipato, válido por la tercera fecha del Campeonato Transición.

Los tres llegaron hasta el Parque Comunal de Rancagua, desde donde saldría uno de los buses que trasladaría a los hinchas hasta la región del Bío Bío.

“Nosotros pensábamos que sería un bus, pero al final fuimos en una micro. Pero eso no era tan importante, lo que valía era llegar al encuentro”, contó Sebastián, en un relato para el documental El Último Viaje.

Liderados por Sergio Ríos, conocido como ‘Salsa’, quien viajaba junto a su pareja Arleth Candia, al mediodía la treintena de fanáticos ya estaban listos para partir. La idea era llegar temprano al Bío Bío para realizar un asado en alguna playa cercana a Concepción, aprovechando el veraniego día, y luego partir al Estadio CAP.

Se destaparon algunas cervezas, las conversaciones comenzaron a fluir y se escuchaban los gritos del “Ohi-Ohi” a la espera de la llegada del bus. Para mala suerte de los hinchas, problemas con la máquina contratada retrasaron su salida.

A esa hora, sonaba el teléfono de Hugo Contreras. Le ofrecían realizar un viaje especial a Talcahuano, solicitado por un grupo de hinchas de O’Higgins.

Al chofer de micros y colectivos le gustó la idea, podría aprovechar la travesía para pasar un día en la playa junto a su esposa e hijos y escapar por un día del calor rancagüino.

“Él me llama y me dice ‘hermanita, me voy de viaje. Me salió un viaje especial y estoy contento, porque iré con los niños a la playa»”, recordó Marcela, hermana de Hugo.

Y así, un par de horas después de lo presupuestado y a bordo de un taxibús de la línea Isabel Riquelme, el grupo liderado por el ‘Salsa’ partió rumbo a la región del Bío Bío. El viaje fue directo a Talcahuano, por tiempo el asado pasó a segundo plano y llegar al partido era lo más importante.

A su llegada al Estadio CAP, algunos incidentes entre hinchas de ambos equipos y carabineros marcó el arribo de los rancagüinos, aunque nada pasó a mayores. Ya estaban todos en el recinto deportivo de Talcahuano y el encuentro estaba a minutos de empezar.

EL PRINCIPIO DE LA TRAGEDIA

A eso de la medianoche, los hinchas ‘celestes’ salían contentos del Estadio CAP. Su equipo había ganado 2-0 a Huachipato y se metían en la parte alta de la tabla.

Afuera del recinto los abrazos se repetían y las caras alegres abundaban. Ahí resurgió entre un grupo la idea del asado que, por tiempo, no se había realizado antes del encuentro.

El panorama interesó en algunos hinchas que habían viajado en otros buses, por lo que empezó un intercambio de pasajeros. Algunos se bajaban y otros subían al taxibús que conducía Hugo, hasta que carabineros llegaron al lugar y obligaron a los hinchas que seguían abajo a abordar la máquina más cercana.

“Algunos se quisieron bajar pero ahí subió gente gritando que les estaban pegando. Al que bajaba la policía les pegaba un palo, por así decirlo”, señaló Sebastián Osorio.

Así, siendo ya 9 de febrero, el taxibús partió con 37 personas a bordo rumbo al balneario de Dichato. La felicidad y las ganas de celebrar abundaban, por lo que el grupo paró en una botillería antes de seguir su camino por la ruta 150, que une Tomé con Concepción.

“Yo iba sentado junto a mi amigo Matías y adelante iba mi hermano con la polola del ‘Salsa’. Es de lo último que me acuerdo antes de perder el conocimiento”, sostuvo Sebastián.

Y es que al llegar a la segunda curva de la Cuesta Caracoles de Tomé, en la entrada norte de la comuna, el taxibús desbarrancó.

A los pocos minutos, el teléfono de la Cuarta Compañía de Bomberos Bellavista Tomé sonó. Les alertaban de un grave accidente al ingreso de la comuna, por lo que partieron a la citada curva de la cuesta. Al llegar al punto, sin embargo, solo encontraron ramas quebradas.

El grupo liderado por el capitán Luis Garrido bajó entonces a la cuarta curva, donde comenzaba a generarse un atochamiento de vehículos y personas. Ahí, según los testigos, un bus interprovincial de la empresa Eme Bus encontró el cuerpo herido de un niño.

“NUNCA VIMOS ALGO TAN IMPACTANTE”

“Llegamos y no veíamos nada. Se escuchaban gritos, por lo que subimos a un muro y, al alumbrar hacia el cerro, nos dimos cuenta de lo que podía haber pasado. Fue terrible”, indicó el bombero a BioBioChile.

El desconocido camino y el exceso de velocidad le jugaron una mala pasada al taxibús conducido por Hugo Contreras, que pasó de largo en la segunda curva de la cuesta, cayendo 150 metros.

A su paso impactó árboles y arbustos, repartiendo cuerpos y terminando su desenfrenado descenso en una zanja de la fábrica textil Bellavista Oveja Tomé.

“Había gritos y cuerpos por todos lados. Pudimos sacar a algunos en la curva, pero debimos ingresar a la fábrica. Nunca nos había tocado ver una escena así de impactante”, detalló Garrido.

Los servicios de emergencia rápidamente llegaron al lugar, así como un gran grupo de curiosos. Los vecinos de Tomé pensaban que la máquina desbarrancada era alguna que realizaba el recorrido desde Concepción y se agolpaban en las puertas de la empresa textil buscando obtener información.

“Encontramos carteles con los recorridos y la máquina decía Trans O’Higgins. No entendíamos que hacía un bus de Rancagua ahí”, recordó Garrido.

Los heridos fueron trasladados a centros asistenciales de Tomé, Concepción y Talcahuano, mientras algunos teléfonos comenzaban a sonar en la capital de la región de O’Higgins a altas horas de la madrugada.

EL VIAJE ETERNO

“Mi teléfono sonaba y sonaba abajo, así que bajé pensando ‘como ganó el O’Higgins los chiquillos me están llamando’. Ahí un paramédico me contó que el bus donde iba mi hijo había tenido un accidente”, señaló Ana María Rojas, mamá del ‘Salsa’.

Similar despertar tenían otras 14 familias en las ‘ciudad histórica’. Paramédicos, bomberos o carabineros les alertaban de un grave accidente de hinchas rancagüinos en Tomé y, con la incertidumbre de qué encontrarían en el Bío Bío, comenzaba un viaje que pareció eterno para encontrar respuestas sobre el estado de salud de las víctimas.

A esa hora, en Concepción, el plantel de O’Higgins no conciliaba el sueño ante las noticias que les llegaban de un bus con hinchas del equipo accidentado y un número de muertos que aumentaba con el paso de las horas.

“Estábamos muy preocupados, las noticias no eran claras. Con los compañeros que seguíamos despiertos no sabíamos qué hacer. Al otro día recién pudimos ir al hospital en Talcahuano a ver a algunos de los muchachos”, recordó el entonces jugador de los ‘celestes’ Yerson Opazo.

Ya en horas de la mañana, con los familiares de las víctimas en Concepción, la identidad y el total de fallecidos era un hecho: 16 personas muertas, 9 de ellos menores de edad, y 21 heridos. Rancagua y el fútbol nacional eran sacudidos por el luto.

“Yo estaba en el hospital cuando me dijeron que mi hermano había fallecido. Pero me contaron que mi amigo Matías estaba vivo y era un consuelo, al menos me quedaba él. Cuando nos íbamos yendo a Rancagua me enteré de que él también había muerto en el accidente”, reparó Sebastián.

Aquel día culminó con una caravana de carrozas fúnebres. Gracias a las gestiones de la Municipalidad de Rancagua, la FACH trasladó en avión los cuerpos de las víctimas a Santiago, desde donde viajaron vía terrestre a la capital de la región de O’Higgins.

En el acceso norte de la ‘ciudad histórica’, miles de personas acompañaron a los hinchas en el fin de su último viaje, dando pie a una serie de homenajes que, hasta el día de hoy, cada 8 o 9 de febrero, recuerdan a “Los 16”.

“Cuesta, costó mucho asimilarlo. Pero yo en un momento tuve que decir ‘qué hago con esta pena, tengo que aprender a vivir con ella’. Pero eso pasó después de tanto tiempo, después de querer responder tantas preguntas”, indicó Marcela Contreras, quien en el accidente sufrió la muerte de su hermano Hugo y su sobrino Tomás, quien aún no cumplía un año.

A siete años de aquel accidente que estremeció a una ciudad y enmudeció las canchas del fútbol chileno, los recuerdos de Joaquín Ávila, Felipe Bañado, Arleth Candia, Alex Carrasco, Luis Contreras Aedo, Hugo Contreras, Tomás Contreras, Matías Droguett, Ignacio Jerez, Tomás Loch, Andrés Osorio, Nicolás Osorio, Gonzalo Pavez, Sergio Ríos, Diego Sánchez y Rodrigo Valdés siguen presentes.

(Fuente: BioBioChile.cl)